Los mejores versos son aquellos en donde se ha perdido algo – Alejandro Dolina

Semanas atrás me vi una entrevista que le hicieron a Alejandro Dolina, y me quedó resonando su concepto respecto a la poesía y su vínculo con la felicidad.

Justamente Dolina nos cuenta que en la poesía lo que más garpa es la falta más que la sobra. Es decir, en los versos que hemos leído seguramente estaba más clara la falta de desdicha que la presencia de felicidad.

Me pareció algo tan interesante a modo de reflexión para los tiempos que corren. Pensemos esto: vivimos en la era de la interacción a través de las redes sociales, en las cuales día a día vemos y mostramos todo lo que nos brinda felicidad: ese viaje, ese cafecito que nos tomamos, esa juntada con amigxs, el cumpleaños feliz, las experiencias o momentos en pareja, lo exitoso que es nuestro negocio. 

Y Dolina, apoyándonse también en Borges y su libro “El tamaño de mi esperanza”, nos cuenta que en quienes han escrito y escriben poesía pareciera que lo que inspira es otra cosa:

frase alejandro dolina entrevista rebord

“Los que cuentan la felicidad en forma positiva, son poquísimos y no tan buenos.

Los mejores versos son aquellos donde se ha perdido algo.

Se ha perdido la juventud, la esperanza, un amor, la justicia, la patria.

Y esos son versos tremendos y conmovedores.

El que está bien, hay algunos, pero no sé si son tan buenos”.

Acá no me interesa acercar una observación en términos de “bien” o “mal”, porque honestamente no tengo idea, lo que sí me entusiasma de estos dos mundos es llevarlo a algo más funcional:

“¿Qué nutre mi inspiración y mi mundo en el día a día? ¿Qué nutre tu inspiración y tu mundo en el día a día?”

En la literatura, el cine y en otras artes, si me pongo a pensar, todas las obras que me han conectado con lo sensible, profundo y vibrante, lo han hecho desde el relato donde la pérdida, el dolor y lo complejo acontecieron. Si veo mis redes sociales hoy, y hasta las propias, lo que se acostumbra a compartir son los triunfos. 

¿De qué nos nutrimos en el día a día? ¿De la falta o de la sobra? ¿Y qué impacto puede estar teniendo en nosotrxs ese consumo?

Lo único que me animo a sintetizar, tras esta revisión es lo siguiente: 

  • El arte nos regala el tesoro de vivenciar que detrás de un final feliz siempre hubo un viaje de pérdidas, desafíos y enormes montañas. Y que también puede no haber finales felices, y eso también es motivo de arte.
  • Ante los estímulos diarios a los que nos exponemos, y retroalimentamos, puede ser útil registrar que me están faltando escenas para entender la peli completa.
  • Ni el desastre determina un fracaso, ni el triunfo garantiza una no desdicha. 
  • Y por último: en el acto de perder también hay belleza, y todxs perdemos algunas veces.

Gracias Negro por regalarme esta reflexión.

Me encantaría leerles en comentarios.

¡Buena semana!

Luz

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